Afuera del museo, en las calles de la ciudad, surge una separación (aparente) que nos establece la veracidad de una obra de arte. Pero cuando el arte viene de afuera, el espacio compone parte de su realidad. Alejandro Ramírez, artista visual, adopta medios poco tradicionales como es la música, como forma de expresión. Más importante aún es la atención que da a la acción misma, la cual termina de dar forma a su trabajo. Una obra performativa que busca alterar el espacio. El acto se disuelve pero no desaparece, sino que se transforma.