A los pocos meses de conocerlo, encontré a Diego por casualidad en el Mercado Central de Alajuela, donde había improvisado un pequeño puesto ambulante. Intentaba vender copias piratas de Ben Hur, secretamente mezcladas con material casero del viacrucis. Diego había visitado algunos centros geriátricos completamente vestido del hijo de Dios, ahí intentó iniciar peleas con los ancianos.¿Cómo son las pinturas de Diego? No menos absurdas, e igualmente reveladoras.