Para Javier Calvo el arte no se hace sino que sucede, y esto puede significar una oportunidad similar a lo que Alain Badiou llama una promesa. Sus preocupaciones giran entorno a mitos que de alguna manera inciden en nuestro cotidiano, en cómo miramos, nos pensamos o nos imaginamos. El arte contemporáneo le permite acercarse desde una posición crítica, pero también atender lo que él cree urgente, políticas que nos deshumanizan y que se instauran desde la colectividad.